Jorge Torres – Estado Neutral


Jorge Torres

Año: 2011
Producción musical: Jorge Torres 
Ingenieros: Alejandro Díaz, Javier Casas y Germán Landaeta
Diseño/Fotografía: Alejandro Calzadilla/Nicolás Serrano

*Todas composiciones de Jorge Torres excepto 4 y 5 (Edward Ramírez), 8 (Gonzalo Teppa) y 11 (Edwin Arellano)

En 2011 Jorge Torres, miembro del ensamble Kapicúa, ya estaba exprimiendo su mandolina al máximo, pero en aquellos días decidió llevarla a otro nivel, alterándola inspirado en uno de sus artistas más admirados: Hamilton De Holanda.    

El brasileño agregó un par de cuerdas al instrumento buscando ampliar sus posibilidades. En lugar de ocho, la pequeña guitarrilla de cuerdas metálicas, pasó a tener 10. Torres, ambicioso ante esa sonoridad, adoptó el concepto para aplicarlo a la música tradicional venezolana. Las dos extras ni siquiera están fabricadas con esa finalidad. Después de pasar por ensayos y errores, él y su luthier llegaron a la conclusión de que lo ideal era usar un do para chelos, comercializado por la empresa Palatino. 

De Holanda tenía ya unos 10 años desarrollando la nueva técnica, y Torres, apenas un año después de comenzar a experimentar con su mandolina mutante, grabó su primer disco solista, titulado Estado neutral, en el que pareciera que estuviera tocándola toda una vida. Durante el recorrido de canciones, tanto en el momento en que marca acordes, como en los solos, puede percibirse como se amplía el rango del instrumento, como engorda su timbre. 

Para la grabación, se apoyó en Gonzalo Teppa (contrabajo), Diego «el Negro» Álvarez (percusión), Manuel Rangel (maracas), Edwin Arellano (bandola) y Edward Ramírez (cuatro y guitarra), su compañero de ensamble y autor de dos piezas del álbum: el curioso golpe de tambor “Pa’ dónde vas a cogé’ con esa pata hinchá”, y la taciturna “A tus ojos”. De Arellano, quien tocó la bandola en la grabación, escogió una rumba, un guiño a España, titulado “Lágrimas y rosas”, y del bajista Teppa, tomó prestada “La tijera”.

De resto, son todas composiciones de Torres, un caraqueño que se hizo amante del joropo oriental, por una sencilla razón: en esa variante del joropo, cultivada principalmente en el estado Sucre por pioneros como “Morochito” Fuentes y Juancito Silva, reina la mandolina. El arpa no existe allí.  

De hecho, la primera pista de Estado neutral, llamada “Toquitoca”, fue su primera composición y es precisamente un joropo oriental, género que además le atrae por el hecho de incluir siempre un estribillo, que no es otra cosa que un espacio para la improvisación, para la libre expresión del solista, como ocurre en el jazz.    

“Pude hacer un tema con mandolina, bajo y batería, y hacerlo funcionar como si fuera un guitarrista de jazz a trío”, contaba el artista, cuando estaba por bautizar obra y era el único ejecutante de ese instrumento que cursaba una mención de jazz en la Universidad de las Artes, antiguamente llamada Instituto de Estudios Musicales. 


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