Maga Urdaneta y el lado iluminado de la acera  


Una obra no está lista hasta que llega a su público. Las circunstancias mantuvieron en reposo a un puñado de canciones de Maga Urdaneta que reclamaban salir. Pero los años —cuatro, cinco, o más— sirvieron de prueba al contenido que devino en El mundo va a cambiar(2022). El tiempo, sabio, legitimó esa letra y esa música que a la voz de la agrupación Isla de Focas les salen en forma de pop con aderezos de jazz, bossa, música de raíz venezolana y, sobre todo, una inequívoca inclinación hacia la onda nueva de Aldemaro Romero.   

La esperanza, esa fuerza necesaria para seguir pedaleando a pesar de los obstáculos, flota por sobre todo el EP. Aún en versos que pintan situaciones dramáticas, Maga señala una puerta hacia la luz. Si se mira bien, «El mundo va a cambiar», frase que bautiza la obra y es título de la cuarta pista, no obedece a un optimismo de comeflor. Es una certeza. Un hecho inevitable que más vale aceptar de una vez. 

«En la vida, a todos siempre nos pasan cosas buenas, malas o muy malas. A todos. No hay excepción —reflexiona Urdaneta—. Entonces trato de ver las cosas desde la posibilidad, desde lo que sí puedo hacer y lo que tengo. No desde la carencia, porque eso me llevaría a frustraciones. Trato de ir por el lado iluminado de la acera».  

La compositora le llegó al productor y guitarrista Roldan Peña con una veintena de temas. Entre los dos, fueron descartando, puliendo, revisando referencias, ensayando, equivocándose y corrigiendo, hasta dar con un concepto con el que se sintieran cómodos. La propuesta, deliberadamente sofisticada, sería moldeada en las sesiones por músicos como Carlos “Nene” Quintero (percusión), Jorge Ramoncini (bajo eléctrico),Giovanni Ramírez (contrabajo), Julio Méndez (teclados), Leandro García Maneiro (piano y teclados) y Agustín Espina, actual miembro de la banda de Los Amigos Invisibles (rhodes). 

Tras «Qué será», un pop refrescante que pasa por varias bases rítmicas y que lleva consigo la dulzura de la primera fase del romance, suena «El tiempo», que habla de la paciencia y la impaciencia del enamorado, como si se tratara de la misma historia del primer tema, pero más adelante, en un futuro menos inocente. La tercera, «Perdóname», una balada jazz abolerada, sí sugiere una atmósfera radicalmente distinta. Se canta desde la noche, a media luz, destilando un despecho resignado. 

«Forastero» fue el resultado de un ejercicio. Maga asistió en 2018 a la Cátedra Libre de la Canción de Autor, dictada por el maestro Henry Martínez, autor de «A tu regreso», «Oriente es otro color» y otras joyas del cancionero nacional. Aplicando lo que había aprendido en aquellas lecciones, que recibió junto a artistas como Ana Cecilia Loyo y Andrea Paola, así como al guitarrista Andy Urbina, su llave creativa y compañero en Isla de Focas, escribió una canción pensando en la migración y en su hermano Ángel, que se había marchado a Buenos Aires. Los versos parecen partes de una misiva para darle ánimos. 

Emprende vuelo sin miedo, forastero, canta Maga sobre una onda nueva, cuyo tumbao fiel lo explica la participación del baterista Miguel De Vicenzo, un auténtico experto en ese ritmo sabroso que crearon Aldemaro y El Pavo Frank. Para esa pieza, la artista decidió invitar a la grabación a Jorge Torres, otro de los participantes de aquel taller creativo. Sin escribir nada, sin partituras ni ideas preconcebidas, el mandolinsta asistió al estudio, improvisó y coloreó la pieza de modo magustral con su instrumento de 10 cuerdas.  

Maga vivió muchos años en Los Anaucos, en la montaña en las afueras de Caracas, lejos del bullicio y el trajín capitalino, lejos de todo y de todos. Estando allí, comenzó a jugar con su guitarra, como tantas veces, y le salió un canto libre, una melodía y unos versos que hablaban de eso que nunca queremos aceptar del futuro. Es una tonada de estilo libre, sin cuatro ni elementos llaneros, pero preservando ese espíritu bucólico y melancólico que es propio del género. En el proceso de producción, decidieron presentar la pieza de dos maneras. Una con toda la instrumentación y otra a pura voz, sólo acompañada por el chelo de Pedro Vásquez. Aunque «Tonada» y «Tu partida» aparecen como dos piezas con nombres distintos, son lecturas de un mismo motivo, como quien compone para cine y crea un pasaje reflexivo, para una escena específica, totalmente basado del leit motiv de la banda sonora. 

María Gabriela Urdaneta (Caracas, 1990), a quien empezaron a llamar Maga en sus tiempos de futbolista universitaria, se formó en el Taller de Jazz Caracas y la Escuela Contemporánea de La Voz, al tiempo que estudió Comunicación Social en la Universidad Santa María. Desde muy pequeña, estuvo en coros, tocó el cuatro, aprendió mucho de su profesor Juvenal Campos. La guitarra la enamoró para siempre. En el futuro, sería alumna de grandes como Aquiles Báez. Pero su faceta de compositora y vocalista surgió a partir de 2012, cuando hizo parte de una banda llamada The Cachivaches. Años después, junto a su amigo y guitarrista Andy Ortiz, formarían el proyecto MAAN, que se convertiría en Isla de Focas, agrupación que participó en Noches de Guataca en mayo de 2019, que sigue en marcha y que en 2022 editó un single titulado «Tierra y corazón»

El mundo va a cambiar fue grabado en el Estudio PM en Caracas con Julio Méndez, mezclado por el ganador de Latin Grammy Miguel Ángel Larralde y masterizado en Nueva York el ganador de Grammys Marc Uselli. Es apenas el saludo inicial de la artista. Es un tentempié adecuado para esperar con el estómago lleno las próximas obras, sea como Maga Urdaneta o como parte de un colectivo, de una prometedora cantautora. 


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