Raúl Delgado Estévez y la música venezolana de nuestros días


Por Gerardo Guarache Ocque


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Cuando el joven Raúl Delgado Estévez comenzó a formarse como músico, un abismo separaba a la academia de lo popular. Los estatutos de la Orquesta Sinfónica Venezuela, que en una época fue La Orquesta, única en su especie en el país, tildaba de “deleznable” la música tradicional. Lo folclórico era cosa de plazas y templetes; muy lejos de la solemnidad de una sala de conciertos.

La música contemporánea venezolana, que sorprende a melómanos de este siglo, gana premios internacionales e inspira a una enorme oleada de jóvenes instrumentistas, debe su calidad precisamente al encuentro de esos dos mundos, dos conceptos, dos maneras de concebir la creación que descubrieron que podían convivir y enriquecerse mutuamente.

¿Qué pasó en el camino? ¿Cómo evolucionó la mentalidad de artistas, músicos, gestores y entusiastas para que un ensamble de cuatro y maracas tocara un merengue caraqueño o un seis por derecho en un teatro, vistiendo de gala los géneros de raíz tradicional, elevando sus estándares, depurando sus arreglos? ¿Cómo pasamos de lo “deleznable” a grabaciones como la que hizo la Orquesta Gran Mariscal de Ayacucho con el Ensamble Gurrufío en 1999? ¿Cómo llegamos a criaturas virtuosas como Pacho Flores o Alexis Cárdenas, que desarrollan en paralelo notables carreras como solistas clásicos y exponentes de la música de su tierra?


Fotografía: Orfeón Universitario de la UCV

Fotografía: Orfeón Universitario de la UCV

¿Qué ocurrió? Ocurrieron personajes como Raúl Delgado Estévez, el hombre que, aguantando un nudo en la garganta, tuvo que tomar la batuta del Orfeón Universitario de la UCV frente a un coro inexistente porque sus miembros, incluido su director Vinicio Adames, murieron en un terrible accidente en 1976 en las islas portuguesas Las Azores cuando volaban a un festival coral en Barcelona. El mismo hombre que dos años después de su debut como líder del Orfeón fundó un ensamble popular llamado El Cuarteto, que se volvió paradigmático, fundamental para entender la historia de la música venezolana de nuestros días.

Delgado Estévez reconstruyó la agrupación coral ucevista, que resurgió de sus cenizas, cargando con el honor y sosteniendo el ánimo de la principal casa de estudios del país, y la dirigió durante 23 años, sentando las bases de su futuro. Los ecos de aquella gesta siguen retumbando hoy, día en que se conoció la noticia de su muerte. También sigue en el ambiente la impronta de su trabajo con El Cuarteto.


Fotografía: Orfeón Universitario de la UCV

Fotografía: Orfeón Universitario de la UCV

Él y su hermano Miguel, biólogo de día, guitarrista el resto del tiempo —y, con los años, locutor y hasta humorista—, fundó ese ensamble para grabar “un disquito” que pudieran ponerles a sus nietos que aún no estaban ni en planes. Lo hicieron junto a sus compadres los hermanos Naranjo: el flautista José Antonio “Toñito” y Pedro (contrabajista que sería sustituido por su otro hermano, Telésforo, como para que todo quedara en familia).  

Raúl nunca se consideró cuatrista, pero le tocó hacerse del instrumento insustituible, el más venezolano, el más folclórico. Así lo confesaba, entre risas con su voz ronca, desde su puesto de Director de Cultura de la UCV.

El Cuarteto, que cumpliría cuatro décadas este año, no es la más antigua ni la más longeva, pero sí la más notable y la primera agrupación en su estilo en dar un concierto en el Teresa Carreño, por ejemplo. Es difícil cuantificar el tamaño de su legado. Son muchos los ensambles que, como Los Sinvergüenzas, calcaron su formato y caminan por el mismo sendero. Son bastantes los que consideran a los Delgado Estévez y los Naranjo sus referentes. 

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Nacido en Calabozo, Guárico, Rául Delgado Estévez (1947-2019) estudió en la Escuela Superior de Música de Caracas y la Juan Manuel Olivares. También, fue becado por el Instituto Nacional de Cultura y Bellas Artes y el Centro Simón Bolívar para profundizar en la composición, la dirección coral y la pedagogía musical en instituciones parisinas como la Ecole Normale de Musique.


Orfeón Universitario de la UCV

Orfeón Universitario de la UCV

Tuvo un pie en el mundo académico-coral y otro en el terreno folclórico. Su perfil, el mismo de sus compañeros de ensamble, por ejemplo, es el perfil de muchos músicos de siguientes generaciones —que, de paso, generan la materia prima que procura exaltar nuestra plataforma cultural Guataca—. Son artistas que no pueden separar una cosa de la otra. Se deleitan con el joropo y el merengue, pero lo leen en el pentagrama. Gozan estudiándolo con detalle. Experimentan a partir de su forma primigenia (si es que existe tal cosa).

El maestro Raúl murió lejos de casa. Desde hace más de un año estaba en México, lidiando con serios problemas renales. Desde allí surgió la triste noticia, pero las condolencias y mensajes de admiración llegan desde muchos rincones del mundo.