Fotografía: @amadoclarophoto
—En general, ¿qué sensación, qué sabor de boca, qué sentimiento te dejan, cuando ya vas de vuelta a Venezuela, estos viajes en los que te has presentado frente a un público de venezolanos que están lejos de casa y ávidos de encuentros así? ¿Qué te dejan estos Cuentos de Camino?
—En apenas tres presentaciones que hemos tenido en Miami, en Orlando y en Phoenix, es un revolcón emocional, porque te das cuenta que el sentimiento de arraigo y que el sentimiento de pertenencia se vive distinto desde afuera. Hay esa nostalgia, ese deseo de volver, de estar, de visitar, de saber qué pasa. A Miguel (Delgado Esteves) y a mí nos ha tocado recrear y compartir ese país que extrañan. Procuramos hacerlo con muchísima alegría y también con realidad porque queremos que sepan que Venezuela sigue viva; que nosotros resistimos de la misma manera que ellos lo hacen en todas partes del mundo; que los venezolanos nos convertimos en un núcleo muy sólido que defiende al país, cada uno desde su trinchera, cada uno desde donde está.
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Mi sensación es que en la hora y media que dura Cuentos de Camino Venezuela está ahí, ahí presente con las historias, con la música, con los sabores, con la sensación, con el amor, con la entrega y eso es muy emocionante, muy emotivo. De verdad te sacude. A mí me sacude. Yo estoy totalmente estremecida al hacer esto.
—¿Qué opinas de la labor que hace Guataca por la cultura venezolana en estos tiempos?
Guataca se merece todos los abrazos y todos los apurruños, por esta insistencia en mantener viva la venezolanidad en cualquier parte del mundo a través de estas presentaciones, trayendo a los creadores, al talento —la música, el teatro, el arte— a donde exista un venezolano. Porque si nos falta la identidad, si no nos dan pasaporte, pues entonces que al menos tengamos esta presencia constante de Venezuela. Los venezolanos somos muy recursivos, resolvemos. Y si la manera de mantener latente la venezolanidad es la música, con el arte, con el teatro, con el talento venezolano en cualquier parte donde estemos, pues muchísimas gracias a Guataca por hacerlo posible. Yo me siento así ¿cómo en una gira de los Rolling Stones, que uno veía cuando estaba chiquita que iban de una ciudad pa´ otra? ¿O como Pedro Castillo y la Colonia Tovar?, bueno, así tal cual.
—A simple vista, el dúo que formas con el maestro Miguel Delgado Estévez parece una dupla dispareja. ¿Qué fue lo que te llevó, en un principio, a trabajar con él en el programa de radio, y que devino en estos “Cuentos de camino” en vivo y directo?
—Miguel y yo nos conocíamos. Yo sabía que él estaba en El Cuarteto y a veces nos habíamos conseguido en eventos; y él sabía que yo hacía Bitácora. Pero esta fue una iniciativa de la radio, de Onda, Monona, que nos llamó para que hiciéramos unos micros: Miguel por la música y yo por las historias de viajar por Venezuela. Así nació Cuentos de Camino, el nombre que inventó Marisela Valero, que era nuestra productora. Ya son 14 años haciendo esos micros.
Al primer año la radio nos propuso hacer un espectáculo en vivo. Lo hicimos en la Estancia y fue precioso. Recuerdo que tenía muchísimo miedo, porque es muy distinto hacer un programa en televisión que presentarte ahí en vivo. Miguel estaba acostumbrado porque él tenía años con El Cuarteto presentándose en todas partes. Terminó siendo tan, pero tan sabroso…Miguel y yo nos queremos muchísimo, nos llevamos muy bien, es como un hermano mayor para mí. Soy sorda de origen, pero cuando Miguel me ve así fijamente, y yo lo veo, no sé qué es lo que él hace para que más o menos mantenga el tono y en lo que lo dejo de ver desafino y me voy pa´otro la´o.
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Sí, se convirtió en presentaciones en vivo. En Venezuela nos hemos presentado en plazas, en teatros. Estuvimos en Panamá, ya habíamos venido a Miami en otra ocasión y nos habíamos presentado como en tres sitios, pero una gira así, de siete ciudades, como la que estamos haciendo ahorita, nunca lo habíamos hecho. A partir de esta idea de Guataca nos están llamando ahora de un montón de sitios, vamos a ver si se da. Pero a lo que nosotros nos encantaría es presentarnos en Venezuela para todos los venezolanos, y ojalá que cuando ustedes empiecen a regresar nosotros estemos en el aeropuerto recibiéndolos, con música, con historias, con chocolate, con 100% cacao venezolano, con abrazos, con apurruños, para que sepan que allá siempre los estamos esperando.
—¿Podrías compartirnos alguna anécdota bonita que se haya generado a raíz de las presentaciones en directo de ‘Cuentos de camino’?
—A mí de verdad me estremece muchísimo que tantos venezolanos sientan que yo represento la venezolanidad; que represento Venezuela, entonces cada vez que me abrazan y me dicen: “Es que como abrazar a Venezuela”, o “es como comerme una reina pepiada”, o “es como que si estuviera en el Santo Ángel”…¿es frega´o, no? Me siento muy responsable, me sacude mucho, imagínate lo que significa que andes por ahí llevando a Venezuela todo el tiempo. Y sí es verdad, soy venezolanísima, a lo que yo me he dedicado es a compartir Venezuela con todos los venezolanos, a tratar de consolidar el sentido de arraigo. Todos tenemos un sentido de arraigo, un sentido de pertenencia muy fuerte ahorita porque, por supuesto, cuando sientes que pierdes el país, que pierdes el terruño, te da pánico perderlo. Te da pánico perderlo cuando estás en Venezuela y sientes que se te desaparece, y también te da pánico cuando estás afuera porque quieres volver, quieres tenerlo, quieres volver así sea de visita porque probablemente muchos ya hicieron su vida pero quieren visitarlo y quieren que sus hijos lo conozcan.
Fíjate que después de la presentación de Phoenix hubo una señora que fue con su hija venezolana, que salió muy pequeña, no conocía nada de Venezuela y le dijo a su mamá cuando iban en el carro: “Mamá, tú me tienes que poner más las canciones de Simón Díaz, quiero saber más de Venezuela”. Y si nosotros con estas presentaciones logramos que muchos venezolanos sientan a Venezuela, se les quede ahí latiendo todo el tiempo. Gracias a Guataca porque nos dieron esta oportunidad de traer a Venezuela de esa manera tan viva.
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—Sabiendo que es una pregunta difícil y abierta, te preguntamos: ¿Qué es para ti la venezolanidad?
—La venezolanidad es lo que se nos ha desatado a todos los venezolanos en estos últimos años; es un sentimiento que no teníamos. Porque nunca fuimos pueblo de arraigo, de pertenencia, de orgullo por ser venezolanos y ahora lo somos. Tuvimos que pasar por esta penuria, por este dolor, por esta injusticia de ver la destrucción del país para entender la falta que nos hace, cómo lo amamos, para entender cómo lo necesitamos y ese orgullo de ser venezolano, esa venezolanidad está ahorita completamente desatada. Estoy convencida que es esa venezolanidad, ese sentimiento de arraigo, esa pertenencia, esa fortaleza, que nos da el ser venezolanos lo que nos hará construir nuevamente a Venezuela. Vamos a descubrir cuáles son nuestras verdaderas raíces y las vamos a sacar para afuera. Nosotros ya no vamos a ser un país petrolero, nosotros tenemos que inventarnos un país nuevo donde el petróleo es algo más de lo que tenemos. Confío en que esa venezolanidad la vamos a compartir desde el turismo, y que la gente de todas partes del mundo va a querer llegar a conocer un país que sus ciudadanos defendieron desde el arraigo.
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