Las notas que Ana Paola Rincones convirtió en mariposas



Por Gerardo Guarache Ocque

La armonía que se respira —literalmente— en Notas a Paola (2020) contrasta con el contexto caótico de su concepción. Desde las propias sesiones de grabación, la obra de Ana Paola Rincones, producida por Yonathan Gavidia, ha sido un oasis de merengue caraqueño, joropo, contradanza zuliana y otras especies autóctonas, en el que confluyen algunos de los talentos más brillantes del país, todos atados a la gracia y el color de esa flauta que, asumiendo la metáfora visual de la carátula, convirtió los papeles en mariposas.

Artistas que la flautista aprecia y admira, como Aquiles Báez, quien aportó un tema titulado El patio, participaron no sólo como instrumentistas, sino también como compositores y arreglistas. Ana Paola escogió estrictamente las piezas, en su mayoría inéditas, y si no, nuevas en concepto, tonalidad o arreglo.

De Edward Ramírez (C4 Trío), quien grabó guitarras y cuatros, escogió Contraraña y El merengueto, además de Notas a Paola, la única vocalizada, que constituye un dueto con El Tuyero Ilustrado porque también interviene como letrista y cantante Rafa Pino, compañero de Edward en ese proyecto joropero que también deja su humor y su gracia en esta producción.


caratula del album notas a paola.jpeg

Con el maestro Pablo Camacaro y la agrupación Raíces de Venezuela, grabó La flauta rutilante. Además de una pieza taciturna llamada Un día diferente, Camacaro le escribió un arreglo especial para flauta solista de La Negra Atilia —que sigue apareciendo en más y más tracklists—. Avanzada la canción, se le suma el beatboxer Jhoabeat vistiendo a La Negra Atilia con un traje moderno y nocturno.  En su interpretación, Rincones, quien fuera flautista y piccolista de la Orquesta Sinfónica Simón Bolívar durante 12 años, demuestra de qué está hecha. Exhibe su fuerza, su precisión, su expresividad.

El mandolinista Jorge Torres también le envió un arreglo de su onda nueva Calalú, que abre el álbum de forma esplendorosa. La flauta de Ana Paola dialoga con la trompeta de Chipi Chacón sobre una base con la que contribuyen dos guayaneses, el baterista José “Tipo” Núñez y el cuatrista ganador de Latin Grammy Miguel Siso, además de Yonathan Gavidia en rol de percusionista.  

A Gustavo Figarella, Ana Paola le encargó alguna creación que combinara muchas formas del joropo. El compositor respondió al reto con Joropadas, un viaje de 8 minutos 13 segundos que comienza por la región central de Venezuela, pasa por el Llano y recorre el Oriente. Es un viaje por la geografía en compases de 6 por 8.


El mismo Figarella trabajó en un arreglo para dos flautas de una de esas canciones que los flautistas venezolanos consideran un peldaño importante en su formación. Un desafío. Para esa obra, The Hibbie-Jibbies, original de Marco Granados, invitó a su colega de orquesta, gran músico y miembro del ensamble Los Sinvergüenzas, Raimundo Pineda.

Otros instrumentistas, como el maraquero Juan Ernesto Laya, participaron. Y todos los bajos del disco los grabó Gustavo Márquez. Tras su muerte, ocurrida en mayo de 2018, quien fuera miembro del C4 Trío y del Aquiles Báez Trío sigue destacando en más y más álbumes de músicos venezolanos, demostrando el trabajo sofisticado y prolífico de sus últimos años de vida. 

Ana Paola Rincones (Porlamar, 1987) es una orgullosa colombo-venezolana. Nacida en la isla de Margarita, hija de colombianos, nativos del pueblo de Fonseca, en la Guajira, creció entre la cultura vallenata y el influjo musical venezolano. De niña encontró en el núcleo de Guaraguao del Sistema de Orquestas su lugar favorito en el mundo y a partir de allí comenzó un recorrido que la llevó hasta la orquesta más representativa de la megaestructura ideada por José Antonio Abreu.

Actualmente, vive en Los Ángeles y forma parte del First Marine Division Band de los Estados Unidos desde Camp Pendleton, California. Al tiempo que dicta lecciones a jóvenes en Venezuela y Colombia y ayuda a comunidades indígenas de La Guajira con alimento y ropa, lleva adelante una ONG que fundó con dos amigas, llamada Global Arts, desde la que puso en marcha un programa de enseñanza musical en Pico Union, una comunidad californiana desfavorecida, inspirada en los preceptos del Sistema de Orquestas de Venezuela.

Elegante Guajira (2016) fue su álbum debut, con el que rindió homenaje a sus raíces colombianas. Notas a Paola, el segundo, se grabó en 2017, un año de cruentas protestas en Venezuela. Un año en el que la mayoría de los involucrados en la grabación del disco, decidieron hacer maletas y establecerse en algún país más estable, más tranquilo, incluida la flautista y su esposo Yonathan Gavidia. Entre la realización y el momento en el fue editada con un traje de la diseñadora Liu Prato y la mezcla y la masterización de Vladimir Quintero Mora, la significación de la obra cambió. Lo que era una oda a la venezolanidad, se convirtió también en un gran gesto de despedida y una polaroid de otro tiempo colorido que hoy parece lejano.  


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