Aquiles Machado, Aquiles Báez y Alexis Cárdenas: La Canción de Venezuela Vol. 2*


Aquiles Machado, Aquiles Báez y Alexis Cárdenas: La Canción de Venezuela Vol. 2*

Año: 2009

Cuatro años después de grabar un primer álbum juntos, los Aquiles sintieron que era necesaria una segunda entrega de su proyecto de canciones venezolanas y, para encararlo, decidieron invitar a otro aliado, otra criatura de esa misma especie que vive en un constante vaivén entre lo clásico y lo popular. 

Alexis Cárdenas es un virtuoso. En su caso este adjetivo no se escoge a la ligera. El violinista zuliano, concertmaster de la Orquesta Nacional de Francia, le agregó una pincelada expresionista a la propuesta, que esta vez se armó de menos piezas pero con más complejidad en las armonías de los arreglos. Fue una especie criolla de cuarteto de jazz pero con voz. O, básicamente, fue una grabación del Aquiles Báez Trío, al que pertenecen el baterista Adolfo Herrera y el contrabajista Roberto Koch, con las estelares adiciones del tenor Aquiles Machado y el violinista Alexis Cárdenas.   

El disco no sólo es un intento por juntar grandes composiciones y darles un sofisticado tratamiento. También es un homenaje a los autores y un vistazo al trasfondo.  Son joyas extraordinarias. Cada una ofrece una historia, supone una profundidad en su contenido y una belleza genuina en su forma. 

“Oriente es otro color”, el sublime merengue de Henry Martínez, una oda al extremo este del país. La enternecedora “Escríbeme” que le brotó a Guillermo Castillo Bustamante desde la prisión en tiempos de la dictatura de Marcos Pérez Jiménez. “Los amores de Cabré”, que Enrique Hidalgo dedicó al gran paisajista, enamorado del Cerro Ávila. “Déjame”, el desgarrador bolero de Conny Méndez. “Todo este campo es mío”, donde Simón Díaz expresa el sentimiento del campesino ante una inmensidad que siente suya y destila el amor por todas las criaturas que lo rodean. 

La canción de Venezuela vol. 2 se inclina más hacia lo que sería una serenata. El álbum anterior iba más hacia lo folklórico. Éste parte de ahí, pero presenta un sonido más abierto, más cercano al jazz”, reflexionaba Báez, apoyando los brazos en su guitarra, en una pausa de los ensayos para la presentación del disco, que se hizo una en Caracas y otra Barquisimeto, ambas en octubre de 2009. En las sesiones se respiraba la buena vibra y el chispeante sentido del humor que emana de la fotografía que sirvió para la carátula.  

Algunas piezas parecen susurros al oído. Una nube taciturna flota por sobre buena parte del disco. “Tu ternura”, del Pollo Sifontes; “Te espero”, del joven autor Álvaro Paiva Bimbo; “Imprevisiblemente”, de Federico Núñez Corona, ralentizan los latidos del disco, en contraste con, por ejemplo, la gaita “Aquel zuliano” de Ricardo Cepeda, “Mi merengue” de Luis Laguna, “Mi pequeña” del propio Aquiles Báez, y “Me borraré” de Ignacio Izcaray, que evoluciona hasta enmarcarse en la música romántica latinoamericana, como asemejándose a una producción de José José.


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