Caracas y C4 Trío se reencontraron



Por Eudomar Chacón Hernández

La tarde es lluviosa. En la cola, un cuarteto improvisado de músicos jóvenes toca un joropo mientras espera, junto a cientos de personas, la hora de entrar. Amantes de la música, especialmente de la música de raíz tradicional, han acudido a la Concha Acústica de Bello Monte para ver en vivo al ensamble emblema del cuatro venezolano en el mundo, la agrupación que ha ganado Latin Grammys con nuestro instrumento nacional y que cumplió recientemente quince años de trayectoria, cinco de los cuales tenía sin visitar su país: C4 Trío.

Es un concierto cargado de mucho talento guataquero. Además de los anfitriones, agrupación emblema de la plataforma cultural, los teloneros son Suena4 y Cayiao, agrupaciones que han pasado por el ciclo Noches de Guataca. Personalidades como el maestro Cheo Hurtado, precursor de La Siembra del Cuatro, festival que vio nacer a los protagonistas de este encuentro, también están presentes en el público, así como Miguel Delgado Estévez, integrante del fundamental ensamble El Cuarteto.

«Uno es gocho, el otro es oriental, el otro es malandro y el otro es de Disneylandia», son las palabras de Emilio Lovera al presentar a la agrupación. «Cada uno de ellos protagoniza este cuarteto con nombre de trío, cosa que jamás entendí, pero que igual es un cuarteto extraordinario».

Ya es de noche cuando Rodner Padilla, Héctor Molina, Edward Ramírez y Jorge Glem, los C4, aparecen en escena. Con este concierto, la agrupación finaliza un tour por Venezuela, que incluyó paradas en la Isla de Margarita, Valencia, Barquisimeto y Maracaibo. El público se emociona, se pone en pie y aplaude. Las palmas de la audiencia se sincronizan en un mismo pulso, que marca el ritmo del primer tema, una pieza nueva de Padilla titulada «No Nation Song», que sirve de preámbulo para la primera explosión de la noche, lograda con la pólvora del «Zumbacumlaude”.

«No hay mejor sitio para tocar nuestra música que aquí en Venezuela», dice la banda antes de mostrar varios de los temas de reciente hechura, como «Calipsolian», de Héctor y Rodner. A ésa le siguen dos piezas de Glem: una titulada «JG CUT», que se llama así porque el compositor no le tenía nombre y sus compañeros decidieron ponerle esas siglas que significan «Jorge Glem Compuso Un Tema»; y «Coroticos», merengue que le escribió a sus sobrinos.

Luego de esto, C4 le hace un breve homenaje al fallecido Gustavo Márquez, quien fue bajista de la agrupación entre 2014 y 2018, e interpretan su tema «Vértigo». Varios en el público se emocionan hasta las lágrimas.

Luego llega el turno de «Back to 4», el joropo que le da nombre al álbum que editarán en mayo, y de una onda nueva a 5×4 que se llama «Incertidumbre». La agrupación está compartiendo con su público lo mejor de su repertorio actual.

El primero de los invitados de la noche es Simón ‘Toto’ Ruiz, vocalista de Caibo que los ha estado acompañando en este tour. Con él, interpretan «La carta», «Yo sin ti no valgo nada» y «Date un chance», piezas que están registradas en los álbumes que C4 grabaron con Gualberto Ibarreto, Rafael «Pollo» Brito y Luis Enrique, respectivamente.


Betsayda Machado, la voz negra de Venezuela, toma el escenario con un canto de sirena y un culo ‘e puya, sobre el que canta «El gavilán colorado» junto a Marcial Isturiz, y luego pone a bailar a la Concha Acústica con un medley de calipsos, conformado por «All day today», «Isidora» y «Calypso de El Callao», con coreografía incluida, cortesía de algunos bailadores de Vasallos de Venezuela y de Nereida Machado, hermana de Betsayda.

La gran sorpresa de la noche ocurre cuando los C4 invitan al escenario al maestro Gualberto Ibarreto. El público estalla en aplausos y todos, de pie, corean sus éxitos «María Antonia» y «A cuerpo cobarde».

Asier Cazalis, vocalista y líder de Caramelos de Cianuro, también forma parte del espectáculo, y hace unas versiones de “El mar” en forma de galerón y “Rubia sol, morena luna” como joropo oriental. Tras un popurrí de gaitas, cortesía de Toto Ruiz, el grupo toca “Déjala bailar”, ese tema que interpretaron junto al Pollo Brito en los Latin Grammys y en el álbum De repente, sólo que ahora quien canta es Marcial Istúriz.

Se acerca el cierre del concierto, no sin antes bautizar el libro C4 Trío y la leyenda de los cuatros explosivos, escrito por el periodista musical Gerardo Guarache Ocque y editado por Guataca y la compañía APS, con todos los invitados en escena. Finalmente, los artistas rinden homenaje a grandes venezolanos que se han encargado de izar la bandera venezolana bien alto, mientras hacen su último tema, “Sentimiento nacional”, clásico de Guaco, con Istúriz al frente.

Las luces se van a black-out, indicando que ha llegado el final del espectáculo, pero el público pide otra, el escenario se vuelve a iluminar y C4 Trío toca un joropo que se convierte en una suerte de cátedra en la que cada uno, no sólo hace un derroche de virtuosismo, sino que exhibe su búsqueda personal del instrumento. La pieza termina en una conversación entre esos tres cuatros y un bajo eléctrico que en los últimos 15 años han sido parte fundamental de una exposición sonora y que con su trabajo han inspirado a las nuevas generaciones de cuatristas que buscan explorar otras sonoridades en nuestro instrumento nacional.


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