Por Eudomar Chacón Hernández
Fotos: Nicola Rocco
Las entradas se agotaron a pocos minutos de la apertura de taquilla. El ciclo de conciertos guataqueros volvió a darle vida a los pasillos del Trasnocho Cultural, llenos de entusiastas que destinaron la mañana de su domingo a disfrutar de una joven agrupación llamada Cayiao, que Maickel Melamed definiría en su presentación como “un milagro hecho música”.
“Cuando vean tocar a estos muchachos —dijo Melamed en la antesala al concierto—, no sólo van a sentir el virtuosismo de su talento, sino algo que a mí me sorprende aún más: cómo se ensamblan, cómo se acoplan, cómo se disfrutan unos a otros, sabiendo que son tan diferentes; que, haciendo algo juntos, hacen algo extraordinario. Eso, quizá, nos da luces de lo que este país se merece; de esa capacidad que tengamos de reconocernos, de nuestra capacidad de ser diferentes y, siendo diferentes, hacer algo diferente”.
Cuando los chicos aparecieron en escena e hicieron sonar las primeras notas de su concierto, dieron credibilidad al discurso de Melamed. Manuel Ortiz en el violín eléctrico, José Lunar en el cuatro eléctrico, María José Castejón en las maracas y el cajón, y Raymond Mariño en el bajo, se presentaron con el tema más conocido del proyecto, y el único que está disponible en su canal de Youtube: El Vantiano.
La pieza comienza como un amanecer que va de menos a más, y cuando explota, en forma de joropo, el público se emociona, no aguanta hasta el final y aplaude. Ellos, los músicos, lo disfrutan, se miran y ríen.
Tras un segundo tema, titulado Palmera Dance, prometieron llevar a la audiencia por un viaje cargado de paisajes, texturas, sensaciones y emociones que continuó con una versión pop del vals de Manuel Yánez, Viajera del río, y un medley de la cantante inglesa Dua Lipa, conformado por sus canciones Levitating, Don´t Start Now y New Rules. Son de las pocas piezas de la gala que no son autoría del grupo, al igual que el joropo oriental El Cruzao, de Ricardo Sandoval, que interpretaron tras un par de piezas playeras, tituladas Guacuco y Dulce mar, compuestas por Lunar.
Al cuatrista le acreditan la autoría de casi todos los números de la banda, a excepción de Guacamaya, compuesta por Mariño, quien durante la presentación invitó al público a cerrar los ojos y soñar con el cielo caraqueño.
Durante la travesía sonora, convidaron al escenario al percusionista Juan ‘Tequeño’ Segovia a tocar junto a ellos una melodía que bautizaron como Patanemo. También apareció en escena Andrés Barrios, de Los Hermanos Naturales, quien con un serrucho y un arco de cello protagonizó el estreno mundial de un bolero titulado El secreto.
Antes de culminar el viaje sonoro, la banda interpretó un Pajarillo, que antecedió a La Jota, la última pieza del concierto. Pero el público pidió más y ellos le concedieron un Alma llanera que lo puso de pie, agradecido por este viaje sobre el expreso sonoro Cayiao, conducido por cuatro jóvenes que, durante hora y media, dejaron claro el porqué del epíteto fantástico que les dio Maickel Melamed.