Gerardo Guarache Ocque
Cinco propuestas fueron reconocidas en el capítulo 2020 de La Siembra del Cuatro. El festival persistió de manera virtual en una edición participativa —no competitiva— que de igual manera mostró cómo han germinado las semillas del certamen concebido por el maestro Cheo Hurtado para cultivar al instrumento rey de Venezuela.
La pandemia supuso mayores dificultades para una empresa que ya se antojaba difícil en un país que padece una perenne crisis económica. Pero de esa misma traba surgió la oportunidad de tomar en consideración, de manera remota, a participantes que se encuentran en el extranjero. Centenares de videos llegaron desde muchos rincones de Venezuela, pero también desde España, Colombia, Alemania, Francia, Japón, Perú y Estados Unidos.
Guataca se sumó para patrocinar los galardones. El comité organizador decidió otorgarle sendos cuatros a los destacados en el reglón Mejor Propuesta Original, gracias a la calidad de sus ejecuciones pero también al carácter genuino de los arreglos. Uno de ellos fue Manuel Vilera, un joven que, desde Guárico, juntó a Andreina y a Natalia, dos valses emblemáticos del maestro Antonio Lauro. El otro fue Carlos Suárez, quien envió desde Caracas una composición de su autoría llamada Resiliencia.
Otras tres propuestas fueron premiadas con un kit de grabación que incluye interfaz de audio, micrófono, audífonos y cable, todo lo necesario para generar un buen registro desde casa. La escogencia fue, en cierta forma, un reconocimiento a su labor docente; y el premio pretende ser un impulso en el futuro inmediato. Fueron los casos de Félix Crudele, el Núcleo Cubiro que dirige Félix Mendoza en el estado Lara, y Alis Cruces, un habitual del certamen que ganó en su edición de 2017 y es miembro del ensamble Compasses, nominado al Latin Grammy este año.
El anuncio lo hizo, desde Dublín, Irlanda, Miguel Siso, cuatrista guayanés, otrora vencedor del festival y ganador de un Latin Grammy en 2018. Otros consagrados, como Jorge Glem y Luis Pino, enviaron sus performances para engalanar un festival que abrazó, por igual, a niños y adultos; a exponentes de la afinación tradicional y de la aguda, a la manera de Freddy Reyna; y a quienes interpretaron grandes joyas del cancionero nacional como Fiesta en Elorza o Apure en un viaje, composiciones de autores como Aldemaro Romero, pero también a quienes se aventuraron a adaptar al instrumento piezas de John Lennon, Queen o Michael Jackson. El cuatro da para todo. Grabaron desde estudios, aulas de clase, desde terrazas con un paisaje venezolano de fondo, pero también desde la intimidad de sus habitaciones. Incluso, se divulgaron, a través del canal en Youtube del certamen, muestras de fabricantes como Yliana Ferrebús, quien construye cuatros desde Maracaibo, o Ximena Malla, una luthier chilena que tiene su taller en Santiago, la capital de su país.
La edición 2020 de La Siembra del Cuatro no fue sino el aperitivo de una cosecha incalculable. Desde 2004, cuando comenzó, la iniciativa de Hurtado, uno de los mejores cuatristas de la historia, no sólo ha servido de catapulta a grandes instrumentistas como Jorge Glem, Edward Ramírez y Héctor Molina, cuyo acercamiento en ese encuentro coadyuvó a la formación del laureado C4 Trío. No sólo ha sido vitrina para Siso o Carlos Capacho, Henry Linárez y tantos más. También ha acercado al cuatro a la juventud venezolana, ha elevado el nivel de los ejecutantes y, por lo tanto, de la calidad de la música venezolana que se toca dentro y fuera de nuestra geografía. Ha inspirado la formación de ensambles, la composición, la creatividad. Esa cosecha incalculable se resume en una palabra: Cultura.
Los galardonados