Onda Guara navega a buen ritmo a pesar de las tempestades. El sexteto larense, liderado por el mandolinista y compositor William Hernández, se afianzó precisamente en los tiempos de la peor crisis de nuestra historia. A fuerza de persistencia y pasión por la música de raíz tradicional venezolana, sorteó obstáculos para editar hasta ahora cuatro álbumes, incluido el más reciente, Entorno (Acústico), que abrió 2024 con un abanico estilístico que va del calipso al funk, del joropo al pop y de la tonada al tex-mex.
Helem Briceño, la vocalista del grupo, participa en los dos temas cantados del LP, que de paso son los únicos que no escribió Hernández. “Ya viene la primavera”, obra de Yexza Lara, es una suerte de tonada moderna que involucra una variante con elementos de vals peruano o chacarera argentina. La otra es “Cuánto a que te olvido”, una canción original de la banda norteña Los Sebastianes de Saúl Plata, adaptado a un ambiente de pasaje llanero.
La música de Aldemaro Romero es parte del ADN de la agrupación. No sólo por el onda de su nombre o por la filosofía que subyace a su obra —la idea de urbanizar o modernizar la música de raíz venezolana, buscar un traje más internacional para los géneros autóctonos—. También se manifiesta de forma explícita en canciones a ritmo de onda nueva como “De camilla”, donde sale de relieve la participación del baterista Juan Luis Oropeza y el bajista Daniel Méndez.
Otro de integrantes de Onda Guara, Daniel Barragán, quien en 2019 ganó el Concurso Internacional de Flauta en el Colombia RC Festival, se junta con la mandolina de Hernández en “Aguanta callao”, una pieza que busca puntos de conexión entre el funk y el calipso. Y su misma flauta es la que canta la melodía de “Percepciones”, donde el cuatro de Gregory Castillo, el sexto miembro en esta enumeración, pone los acentos.
Tanto en “De camilla” como en “Aguanta callao”, participa un invitado especial, el maraquero Manuel Rangel, conocido por sus colaboraciones con la Movida Acústica Urbana, aquel conglomerado de ensambles instrumentales que hizo vida en Caracas e inspiró a William Hernández a agitar culturalmente a su natal Barquisimeto.
Las maracas de Rangel también suenan en “Adiós, viejo viejo”, una composición que Hernández le dedicó a su tío fallecido. Como no quería que su recuerdo estuviera opacado por la tristeza, procuró una obra luminosa y colorida, con elementos afrovenezolanos, como el golpe de San Millán, y algo de merengue dominicano.
Como invitados, participan Fausto Castillo, quien se encargó de la guitarra eléctrica en “Rockmántico”, experimento de William mezclando la onda nueva con rock; la violinista Pathrycia Mendonça Correia, en la ya mencionada “Cuánto a que te olvido”; y el pianista Albis Meléndez, presente en “Bendito sea el Señor”, cuyo título no es precisamente una alabanza sino un chiste interno. “Bendito sea el Señor” es una frase que suele pronunciar el baterista Juan Luis Oropeza como expresión de hartazgo o molestia. La canción, musicalmente, es el tema más pop, aunque en el camino se vuelve latino hasta desembocar en una salsa sofisticada.
Han pasado casi nueve años desde que William Hernández (Barquisimeto, 1989), músico formado en el Conservatorio Vicente Emilio Sojo de la capital de Lara y actual profesor de la cátedra de cuatro solista y mandolina de la extensión larense del Conservatorio Simón Bolívar —de El Sistema de Orquestas—, resolvió que era mejor formar un grupo que seguir editando álbumes como solista.
Había hecho Ni solo ni mal acompañado (2009), donde incluyó sus primeras cinco composiciones más cinco de su maestro, el también mandolinista Ricardo Mendoza; y Alma sin calma (2013), donde grabó otras ocho piezas de su autoría.
William hizo un viaje a Caracas en el que participó en un evento organizado por la plataforma Guataca y compartió con figuras como el maestro Aquiles Báez y también con colegas como Jorge Torres —con quien, por cierto, colaboró para su álbum más reciente, Sesiones con mandolinistas Vol. 1—. De allá, llegó a su tierra con la cabeza llena de ideas. Lo siguiente que hizo fue un recital con muchos amigos invitados, que sirvió como semilla de Onda Guara.
La agrupación se formalizó en 2015 y participó ese mismo año en la última edición del Festival de Jazz de Barquisimeto. También grabó su primer álbum, Origen BQTO. Pero comenzó a mutar rápidamente, en parte como consecuencia de la diáspora.
Durante la pandemia, tras lanzar su segundo trabajo, Onda Guara (2021), el ensamble hizo un recital desde la plataforma Play2fundme, que gustó tanto que devino en un EP llamado Irreverente. La calidad de ese material les valió una invitación de la Orquesta Sinfónica Vicente Emilio Sojo, que dio lugar a una producción conjunta editada en 2022, en la que reluce la voz de Helem Briceño. Cuando el mundo retomó la presencialidad, Onda Guara dio un concierto a casa llena en el Hotel Las Trinitarias de su ciudad, cuya emotividad sirvió de combustible para seguir explorando las ramas de un árbol que siempre comienza por la raíz venezolana.