Es cuestión de conectar los puntos para atestiguar un fenómeno incuestionable. En lo que va de 2022, no uno sino varios hechos trascendentales evidencian el progreso avasallante del cuatro y su posicionamiento en el mundo. El instrumento rey de Venezuela convence a propios y extraños fuera de sus fronteras naturales, no sólo las geográficas sino las musicales. Sin olvidar su raíz tradicional, el cam-bur pin-tón resuena en el universo pop y capta la atención en el históricamente hermético ambiente de lo académico y lo clásico.
Enumeremos lo que ha ocurrido de abril a agosto. Son apenas cinco meses.
1) El pasado 24 de abril Leo Rondón, cuatrista yaracuyano, estrenó su Concierto del Mar para Cuatro y Orquesta junto a la Sinfónica de la Región de Murcia. Lo hizo acompañado por el ilustre trompetista Pacho Flores en el Auditorio Víctor Villegas de Murcia (España).
El acto supuso la primera ocasión en la que un concierto para cuatro y orquesta es bautizado en el extranjero. En Venezuela ya se habían presentado obras en ese formato de los creadores Orlando Cardozo y Leonardo Lozano, así como una pieza titulada Oleajes, de Juan Carlos Sanz. También, por ejemplo, existe y ha sido tocado en directo el Concierto típico No2 para cuatro y orquesta típica de Ricardo Escorcio, ganador del Concurso de Composición para Cuatro Fredy Reyna. Pero el de Rondón es el primero que ve luz en suelo foráneo (y europeo).
Otro hito se produjo hace pocos días. 2) El jueves 28 de julio Jorge Glem, miembro del ensamble C4 Trío, estrenó Odisea: Concierto para cuatro y orquesta, obra de Gonzalo Grau, en el mítico Hollywood Bowl junto a la Filarmónica de Los Ángeles y su director, el barquisimetano Gustavo Dudamel. Se trata de una pieza que la agrupación sinfónica, una de las más prestigiosas de Estados Unidos, comisionó al compositor venezolano. Allí, en ese escenario por el que ha pasado de lo más grande del mundo sinfónico y pop, Los Beatles por ejemplo, el instrumento nacional venezolano fue protagonista.
3) Glem, junto a Héctor Molina y a Edward Ramírez, es decir, C4 Trío en pleno, en esa ocasión acompañados por el bajista Javier Espinoza, tocó por primera vez en el Lincoln Center for The Performing Arts de Nueva York, una suerte de templo de la cultura neoyorquina y estadounidense, la noche del 30 de junio. Interpretaron allí su álbum más reciente, recién sacado del horno, llamado Back to 4, producido por el estadounidense Michael League, gran músico que pertenece a la banda de jazz fusión Snarky Puppy y quien está detrás del festival GroundUP y el sello del mismo nombre, a cuyo catálogo se sumó el disco del ensamble cuatrístico. Es la primera vez en la historia del grupo que su trabajo pasa por las manos de un artista extranjero de alto nivel. Cada peldaño que sube C4 es un peldaño más para el cuatro venezolano.
4) Leo Rondón participó como invitado en el Festival Paax GNP, promovido por la directora orquestal mexicana Alondra de la Parra en la Ciudad de México del 29 de junio al 3 de julio. Destacaron grandes músicos venezolanos como Baden Goyo (piano), Freddy Adrián (contrabajo), el ya mencionado Pacho Flores, Alexis Cárdenas (violín) y Edicson Ruiz (contrabajo), entre brillantes instrumentistas de todo el mundo, artistas de danza y de otras áreas de la cultura. Y allí estuvo Rondón exponiendo las bondades del instrumento venezolano por excelencia. Tocó con su cuarteto, compartió con Flores, Cárdenas, con el trombonista Jörgen Van Rijen. Participó en la presentación de La Sinfonía imposible de Arturo Márquez. Acompañó, en un momento sublime, a la mallorquina Concha Buika, inspirada, cantando en la tierra de una de sus máximas referencias: Chavela Vargas. Los testimonios me hacen sospechar que en ese festival fluyó la magia.
Mientras todo esto ocurría, de ñapa, el cuatro venezolano se preparaba para anotarse un golazo en el teatro: 5) Ha estado en la cartelera del Colony Theatre de la ciudad de Miami durante todo julio y comienzos de agosto (y lo estará en fechas extras hasta el 21 de agosto) un musical titulado Papá Cuatro, que tiene a esas cuatro cuerdas como elemento aglutinador de cinco historias de destacados músicos venezolanos migrantes.
En la obra, escrita por Juan Souki y montada con la compañía teatral Miami New Drama, participan la cantante y actriz Mariaca Semprún, la bandolista Mafer Bandola, el percusionista y baterista Adolfo Herrera, el arpista Eduardo Betancourt y, por supuesto, Miguel Siso, gran cuatrista guayanés que en 2018 se llevó un Latin Grammy histórico por su álbum Identidad (sello Guataca) y que, desde Dublín, Irlanda, donde reside actualmente, ha seguido trabajando por la difusión y el progreso del instrumento especialmente en suelo europeo.
Ahora pongamos un pie en el presente. 6) Desde este sábado 6 de agosto hasta el domingo 14, Héctor Molina estará en Canadá, donde tocará con la Sinfónica de Montreal y su director, el portocruzano Rafael Payare, el Concierto venezolano para trompeta y orquesta del maestro cubano Paquito D’Rivera. Se trata de una obra estrenada hace un par de años por Glem como invitado, aunque el rol principal en este caso lo asume el trompetista Pacho Flores. Paquito D’Rivera escribió esa pieza exclusivamente para él y con él; una suerte de homenaje a Venezuela y sus ritmos. Desde entonces, Pacho la ha tocado en varios escenarios y con diferentes orquestas, como por ejemplo en California y con la Sinfónica de San Diego y el propio Payare.
En la misma agenda, Molina participará en otra pieza de Pacho que incluye al cuatro y a ciertos ritmos y esencias de raíz tradicional llamada Cantos y revueltas, que fue editada en un álbum del sello alemán Deustche Grammophon.
Como parte de un festival inspirado en la música latinoamericana, la directiva de la Sinfónica de Montreal y los organizadores le abrieron a Molina un espacio en el calendario de eventos, el día 13 de agosto a las 2:30 pm en la Salle Claude-Léveillée, para un recital unipersonal. The Cuatro: Echos of Venezuela, dice el programa, para que el que le han exigido al merideño concentrarse en su repertorio estrictamente venezolano, sin sus covers de world music ni otros caprichos universales.
Cuando consulté a Jorge Glem en vísperas del estreno de Odisea: Concierto para cuatro y orquesta, inmediatamente dijo: «Agradezco a Cheo Hurtado y a todos los cuatristas que han luchado para que lleguemos hasta aquí». Es una declaración que dirían, palabras más palabras menos, todos los protagonistas de estos episodios brillantes que han involucrado al instrumento venezolano en meses recientes. Porque se trata de una historia que comenzó hace mucho en las uñas de grandes maestros que han conducido a la pequeña guitarrilla de cuatro cuerdas hasta lo que representa hoy.
Es una historia que tiene relación con La Siembra del Cuatro, el festival promovido por Hurtado, que contribuyó a celebrar su sonido y difundir el talento. Tiene que ver con el Sistema de Orquestas y la posibilidad de formación que ha supuesto para muchos jóvenes del país.
No hace falta esperar a diciembre para decirlo: 2022 es un año histórico para el cuatro venezolano, que seguirá avanzando y sorprendiendo.