El palmarés de la música venezolana dos décadas de Latin Grammys



Rafael "Pollo” Brito y C4 Trío en la premiere del Grammy Latino 2014. Foto: Cortesía Latin Grammy

Rafael «Pollo” Brito y C4 Trío en la premiere del Grammy Latino 2014. Foto: Cortesía Latin Grammy

Lo del Pollo Brito esa noche fue un atrevimiento. Rodeado por el C4 Trío, escogió el momento más apremiante, la premiere de los Latin Grammys en Las Vegas, para decir cam-bur-pin-tón con notas altas, allá abajo, donde los trastes del cuatro se hacen cada vez más cortos. Fue como un mensaje encriptado. Una manera de decir ante una pléyade de artistas latinoamericanos que gozan de su admiración: Aquí estamos, aquí está Venezuela, aquí está el cuatro venezolano.

Lo del Pollo en esa velada en la que él, el ensamble y el equipo de ingenieros encargados de su álbum De repente resultaron ganadores, fue como encestar un tiro libre con los ojos cerrados en una final de baloncesto. Se le ve el gesto de picardía en la cara (mírenlo ustedes, minuto 2:45 del video).

Dicen que salió al escenario nervioso, pero cuando arrancaron los cuatros de Héctor Molina, Edward Ramírez y Jorge Glem y el bajo de Rodner Padilla, ya no lo parecía. Lo que importó fue el disfrute al tocar la música que ama en un escenario tan prestigioso, rodeado de pop y jazz, de bossa y salsa, de gente como Rubén Blades, Carlos Vives, Juanes y más ídolos de la música hispanoamericana que aplaudieron al ver la explosión de esa guitarrilla pequeña que lleva la bandera de Venezuela tatuada en la madera.

Un lustro después de aquel momento, en noviembre del año pasado, C4 volvió a Las Vegas por su tercera postulación al Latin Grammy a Mejor Álbum Folclórico gracias a un álbum experimental que grabó junto a Luis Enrique. El ansiado premio, que los muchachos no ganaron en 2013, cuando fueron postulados por primera vez por su trabajo junto con Gualberto Ibarreto, y que también se les escapó en 2014, llegó finalmente a las manos del ensamble venezolano. Felices, complacidos por su obra junto al ídolo nicaragüense, saborearon la champaña y hasta tocaron en la ceremonia no televisada y en el after party. De paso, el bajista del grupo, Rodner Padilla, se llevó el galardón al Arreglo del Año por Sirena

Los C4 también han brillado fuera de C4. En 2017, Edward Ramírez volvió a la ceremonia por una nominación sorpresiva junto con su aliado, el letrista, compositor y cantante Rafa Pino, con quien desarrolla un proyecto paralelo en el que explora una variante específica del joropo originaria de la región central de Venezuela. El Tuyero Ilustrado jamás imaginó que llegaría por su propio pulso a tal instancia, y ahí estuvo, con sus versos y su gracia, innovando a partir de una semilla muy vernácula, triunfal aunque el gramófono quedó en manos de la mexicana Natalia Lafourcade y Los Macorinos y su propuesta impecable de homenaje al folclore latinoamericano.

*

Los Latin Grammys han evolucionado notablemente desde su primera ceremonia, celebrada en el Staples Center de Los Ángeles en el año 2000. La Academia Latina de las Artes y Ciencias de la Grabación, organismo conformado por artistas, productores y gente de la industria del disco —y ahora otros formatos—, entendió que debía abrirse a mercados y públicos más allá del circuito hispano de Estados Unidos. La fiesta se movió entre Los Ángeles, Miami, Nueva York y Houston hasta que encontró en Las Vegas un epicentro en el que este año cumple una década.  

Las primeras citas no tuvieron casi presencia venezolana. Aparte de varias nominaciones de Oscar D’León y de las victorias del productor Alfredo Matheus por sus trabajos junto a Olga Tañón y a Marc Anthony, no ocurrió mucho más. Tímidamente, comenzaron a aparecer Los Amigos Invisibles, Montaner, Servando y Florentino y Franco de Vita, hasta que llegó Voz Veis y se llevó dos premios en 2007, año en el que también ganó el gran sonero y año anterior a la primera gran velada de la música venezolana en los Latin Grammys, donde un digno representante, sin saberlo, abrió las puertas de lo que venía.

En Houston, en 2008, Oscar D’León hizo de maestro de ceremonia de la entrega del premio honorífico a Simón Díaz. El maestro de las tonadas, vistiendo un liquiliqui, con los brazos abiertos y sin necesidad de micrófonos, y celebrado por su Caballo viejo, por su Tonada de luna llena y por tantas canciones eternas, ofreció un chispazo de su ingenio: Ustedes están oyendo/ con cariño y emoción/ a este viejito que se llama/ El Tío Simón.


Simón Díaz con Ilan Chester. Foto: Cortesía Cadena Capriles (actual Grupo Últimas Noticias)

Simón Díaz con Ilan Chester. Foto: Cortesía Cadena Capriles (actual Grupo Últimas Noticias)

En 2009 sólo triunfaron Los Amigos Invisibles, y José Antonio Abreu recibió un premio honorífico. 2010 fue otra historia. Entre las victorias de Voz Veis y las de Chino y Nacho, relució un premio que puso de relieve los Tesoros de la música venezolana en la voz de Ilan Chester, quien creó un compendio de 6 álbumes divididos por regiones. Por aquellos días, el cantautor comentó que nunca se sintió tan a gusto con aquella etiqueta de El músico de Venezuela, que siempre consideró más un ardid publicitario que otra cosa, hasta que recibió ese premio por intentar —y en buena medida, lograr— un mapa completo de Venezuela en sonidos.

En 2012, María Teresa Chacín, una voz que también es vehículo de venezolanidad, le grabó un álbum a su nieto y se llevó el premio en el renglón de Mejor Álbum Infantil. En esa misma cita, Reynaldo Armas, peso pesado del joropo llanero, llegó con su Caballo de oro y, cabalgándolo, se llevó el Latin Grammy del folclore. 2013, año de la postulación de C4 y Gualberto, creció considerablemente el número de venezolanos reconocidos, entre ellos Yordano, quien obtuvo esa vez la primera de sus tres postulaciones, si incluimos la de este año a Mejor Álbum Cantautor por Después de todo, la obra que produjo en su proceso de recuperación tras estar al borde de la muerte y practicarse un trasplante de médula ósea.  

El 2014, mismo año de la proeza del Pollo y C4 Trío, el maestro Juan Vicente Torrealba también fue honrado con un Premio a la Excelencia Musical por su obra, por su Rosario, por La potra Zaina, El concierto en la llanura y muchas otras piezas valiosas.


Miguel Siso en la ceremonia del Grammy Latino 2018. Foto: Cortesía AFP / Prodavinci

Miguel Siso en la ceremonia del Grammy Latino 2018. Foto: Cortesía AFP / Prodavinci

En 2018 se demostró que lo del cuatro venezolano no ha sido golpe de suerte ni carambola. El cuatrista guayanés Miguel Siso no figuró en la casilla folclórica pero sí lo hizo, curiosamente, en la de Mejor Álbum Instrumental. La victoria de Identidad, obra con sello guataquero, estrenó la presencia de la música venezolana de fusión —basada en raíz tradicional— en una casilla reservada para proyectos sofisticados capaces de superar un filtro exigente entre muchos experimentos de virtuosos, como todos los brasileños con los que compitió, entre ellos Hamilton De Holanda, Yamandú Costa y Hermeto Pascoal.

El gramófono dorado que Siso ya tiene en su casa es el mismo que en años anteriores habían recibido pesos pesados como el pianista Chick Corea, el dúo del también pianista Michel Camilo con el guitarrista flamenco Tomatito, la agrupación argentina Bajofondo, el propio Hamilton De Holanda y los cubanos Arturo Sandoval y Chucho Valdés. Y Siso lo logró mirando hacia adentro, recogiendo la materia prima de ritmos habituales de su tierra para revestirlos de contemporaneidad, creando una infusión con esas raíces que se pudiera servir en una taza cosmopolita.  

Y este año —¡cómo no!— el cuatro vuelve a la gran cita musical latinoamericana en esa misma casilla, la de Mejor Álbum Instrumental, representado por Compasses, cuarteto que encara el joropo y los ritmos de raíz tradicional como si fuera una banda de rock progresivo. Sus integrantes son todos instrumentistas destacados, que han brillado en festivales de joropo colombo-venezolanos como el de Villavicencio y El Silbón. Lo integran Alis Cruces, ganador de La Siembra del Cuatro en 2017, de Güigüe, un pueblo ubicado al sur del Lago de Valencia; el arpista Eduard Jímenez, de Maracay; y el maraquero Andrés Ortiz y el bajista Nelson Echandía, de San Carlos.


Compasses en su paso por Noches de Guataca. Foto: Archivo Guataca

Compasses en su paso por Noches de Guataca. Foto: Archivo Guataca

Sotavento, su álbum nominado, fue producido por Jean Sánchez, ganador como ingeniero del Latin Grammy 2014 por su colaboración con De repente (Pollo Brito & C4 Trío), involucró a invitados de lujo; una selección de grandes artistas como la cantante Hana Kobayashi, el sonero Marcial Istúriz, el cuatrista Miguel Siso, el violinista Eddy Marcano, el flautista Eric Chacón, el percusionista Yonathan Gavidia, el mandolinista Jorge Torres y más.

Las maracas se sumaron a la fiesta en este accidentado 2020. El álbum King Mangoberry, del compositor zuliano Ricardo Lorenz junto a la Michigan State University Wind Symphony, donde participa el solista Manuel Rangel, fue reconocido en las listas de Mejor Álbum de Música Clásica y Mejor Obra/Composición clásica contemporánea (“Pataruco”). Mejor, así al cuatro no le toca bailar solo…


Comparte esta historia